Machu Picchu, un sueño cumplido

Tan sólo hay algunos lugares alrededor del mundo que sean tan emblemáticos, tan reconocibles y que no necesiten presentación, y ciertamente Machu Picchu en Perú cae en esa categoría.

Esta antigua ciudad Inca en lo alto de las montañas de la cordillera andina es un lugar de culto para cualquier viajero. Esas montañas cubiertas de niebla y el poder explorar y descubrir los rincones de la ciudad Inca, es una sensación que por mucho que hayas viajado, hace que realmente te sientas inmerso en la historia y sientas que estás explorando un mundo nuevo, algo que para todos los que viajamos mucho, parece una sensación lejana y que ya no experimentas de la misma manera.

Visitar Machu Picchu fue también cumplir un sueño. Ascender a la cima de los Andes y explorar la ciudad perdida de los Incas, Machu Picchu en primera persona. Pero, ¿realmente llegar hasta Machu Picchu cumple con las expectativas de todos los viajeros?, a continuación trataré arrojar algo de luz sobre esto.

LLEGAR HASTA MACHU PICCHU

Llegamos a Machu Picchu tras pasar un tiempo en Cuzco para aclimatarnos a la altura de los andes. Desde allí pretendíamos tomar la minivan o combi o colectivo como también se conoce allí, que por unos 15 soles te lleva hasta la estación de Ollantaytambo, pero el taxi que tomamos desde el centro de Cuzco hasta la estación en la Avenida Pavitos desde la que salía el Combi nos ofreció llevarnos directamente hasta la estación de Ollantaytambo por 100 soles y haciendo una parada en el mirador de Chinchero, algo que nos pareció perfecto, así que fuimos en taxi.

Puedes ver nuestro artículo completo sobre qué hacer en Cuzco AQUÍ.

Si bien no puedo decir que el taxi fuese especialmente limpio, algo que tampoco puedes esperar en Perú, al menos íbamos a tener más libertad de movimiento y más espacio vital para nosotros mismos.

Nosotros elegimos el tren de PeruRail en detrimento del famoso Camino Inca, el tren te deja en Aguas Calientes o Machu Picchu Pueblo, puedes ver nuestro artículo completo AQUÍ. El Camino Inca es una extenuante caminata de 4 días a través de las montañas de Perú, pero por lo que cuentan quienes lo han hecho, el Camino Inca es bastante gratificante. El Camino Inca comienza a las afueras de la ciudad de Ollantaytambo, serpentea a través de los Andes y finaliza en el propio Machu Picchu. Nosotros, y miles como nosotros, optamos por no caminar y aprovechar más nuestro tiempo en Perú para conocer otros lugares.

En realidad, no hay muchas maneras de llegar a Machu Picchu, y además hay que seguir unas determinadas reglas y pautas para visitarlo. Por el Camino Inca puedes llevar tu mochila contigo sea cual sea el tamaño y el peso, en cambio si viajas en tren, hay una limitación ya que no puedes llevar maletas y el peso máximo de tu mochila no debe ser más de 5 kilogramos. En realidad no lo comprueban pero no puedes llevar grandes equipajes en tren. Hay una consigna en la estación de Ollantaytambo donde puedes dejar tu equipaje.

El PeruRail es un escénico tren que sale desde la pequeña población de Ollantaytambo, un lugar que es el punto de partida para visitar cualquier antiguo lugar Inca. Aunque los trenes desde fuera parecen viejos, una vez entramos, tanto por la disposición de asientos como por su amplio interior, el tren a Machu Picchu superó rápidamente todas nuestras expectativas. Grandes ventanales incluyendo el techo, cómodos asientos e incluso un servicio de bebidas y comida incluido que hicieron que nuestro viaje de 90 minutos hasta Machu Picchu Pueblo fuese sencillamente idílico.

Es aquí cuando comprendes el «slogan» de PeruRail que bien dice : «La experiencia comienza aquí«, y así es sin lugar a dudas. A lo largo del recorrido en tren aparecieron enormes picos de las montañas, tranquilas granjas, antiguas ruinas Incas en las laderas e incluso algunas cascadas. Esas impresionantes vistas, fueron la introducción perfecta a un paisaje mucho más accidentado que fue apareciendo durante el trayecto a lo largo del rio.

El tren de Machu Picchu en realidad no va a Machu Picchu, éste llega a lo que podría ser uno de los pueblos más extraños del mundo: Aguas Calientes o pueblo de Machu Picchu. La ciudad de Aguas Calientes existe, y siempre ha existido por una razón: para dar servicio a los turistas que visitan ésta remota zona de los Andes y el lugar en el que se encuentra Machu Picchu. A parte de una serie de piscinas de aguas termales que además da nombre al pueblo, hay una interminable variedad de restaurantes, cafeterías, locales de masajes y tiendas para que los turistas gasten su dinero. Hay una enorme cantidad de alojamientos y el tren pasa por el mismo centro del pueblo. Aguas Calientes es un lugar extraño, al que ya dediqué un artículo que puedes leer por completo AQUÍ, ya que si vas a visitar Machu Picchu, entonces también tendrás que experimentar este peculiar y pequeño lugar en medio de la nada.

Si decides no hacer el Camino Inca, entonces el siguiente paso en el proceso para visitar el sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO es en autobús. Técnicamente podrías caminar desde Aguas Calientes, pero te llevaría una eternidad y sinceramente no veo la ventaja de hacerlo, ni por ahorro económico ni por visitas de camino. Cada mañana cientos, si no miles de personas, se agolpan a partir de las 4:30am para ser el primero en la fila cuando los autobuses (cuyo precio -2018- son 80 soles o 24$) salen de Aguas Calientes a partir de las 6:00am para llegar a Machu Picchu al amanecer. El viaje montaña arriba es corto, aproximadamente de 25 minutos, por una carretera de montaña que finalmente conduce a Machu Picchu.

Otra cosa del proceso es que debes tener el boleto o entrada a Machu Picchu comprada con antelación y cuesta 152 soles (precio de 2018), con tus datos personales y pasaporte incluidos en el ticket de entrada y que además debes llevar impreso en papel, allí no vale que lo muestres en el teléfono móvil. Por otro lado, la entrada al recinto de Machu Picchu se permite sólo si la entrada va acompañada del pasaporte original y además si entras con un guía, que si bien no lo has contratado con antelación en Aguas Calientes, en la entrada a Machu Picchu encontrarás multitud de guías oficiales ofreciendo sus servicios (obligatorios como he mencionado).

Nosotros nos evitamos de problemas y llevamos todo contratado con antelación directamente con la empresa ExploorPerú que puso todas las facilidades: una charla el día anterior con el guía para que nos asegurase horarios, un reducido grupo con guía para el autobús, la entrada y la vista interior perfectamente explicada. De esa manera podíamos estar más relajados en Aguas Calientes. Puedes reservar la excursión directamente AQUÍ.

LA EXPERIENCIA DE VISITAR MACHU PICCHU

Lo primero de todo, debo decir que tuvimos un día perfecto en cuanto a que la climatología nos acompañó, por lo visto es normal que haya nubles, niebla e incluso que Machu Picchu esté parcialmente cubierto, pero a nosotros nos hizo un maravilloso día soleado.

Nuestro recorrido organizado con ExploorPeru fue a una hora aceptable, ni al amanecer ni cuando el sol apretaba, pero si antes de que llegase la gran masa de turistas por la mañana. Con el pasaporte en mano, necesario para ingresar al sitio junto a la entrada impresa, finalmente estábamos listos para ver con nuestros propios ojos los picos y las antiguas estructuras de esta ciudad en la altura.

Puesto que una vez se termina la visita con el guía, es posible hacer una segunda entrada por libre, decidimos dejarnos de tantas fotos y atender más a las explicaciones del guía para aprender y disfrutar lo máximo del lugar. Más tarde volveríamos a entrar para hacer esas ansiadas y épicas fotografías en el interior de una manera más relajada, sin grupos y buscando los rincones donde hubiese menos gente alrededor.

Muchas veces las guías y revistas de viajes, así como Instagram hoy en día, muestran famosos lugares por el mundo de una manera que no es realista, con raros ángulos y efectos de cámara, lo que conduce a un cierto nivel de decepción entre los visitantes. Por suerte, ese no es el caso en Machu Picchu. Cada postal o fotografía que hayas visto es precisa, realmente es tan bonito que cualquiera puede capturar esa famosa foto. Esa mañana tuvimos la suerte de no tener la típica niebla matutina y las condiciones eran casi perfectas. El sol era muy brillante en Machu Picchu, dibujando de manera precisa la cordillera que nos rodeaba, las líneas y características de la ciudad y su famosa silueta.

El recorrido guiado duró aproximadamente dos horas desde la entrada, realmente fue interesante y aprendimos mucho sobre los verdaderos cimientos de Machu Picchu, de lo que realmente estaba allí y del por qué de aquellos misteriosos Incas, cuya destreza tecnológica parecía no tener límites.

Caminar por sus calles, percibir el aire fresco en la cara, tener ante ti cada piedra, rozar con los dedos de tu mano tanta historia. Todo se queda corto para describir lo que supuso la visita a la ciudad perdida de Machu Picchu.

Cuando terminó nuestra visita guiada a Machu Picchu, y dado que puedes hacer una segunda entrada, aprovechamos para volver a entrar de una manera más relajada a Machu Picchu. Nuestro tren de vuelta a Ollantaytambo con PeruRail era a las 6:45pm, así que teníamos tiempo incluso para caminar nuevamente por Aguas Calientes y comer allí antes de regresar.

Caminamos de regreso al mirador de Machu Picchu, pero había demasiada gente, así que seguimos por los caminos que conducían a la parte más alta y donde parecía que había no sólo menos gente sino también un ángulo más ámplio para tener una foto más bonita de todo el conjunto histórico. Finalmente en una de las terrazas encontramos un lugar sin gente, sin cuerdas de seguridad y con una vista maravillosa de todo Machu Picchu. Estar allí fue un momento especial, la culminación de un largo periodo de tiempo en el que quería llegar hasta aquí, pero todo parecía suceder muy rápido.

A media mañana ya habíamos visto todo lo que el sitio tenía para ofrecer, hicimos todas las fotos que queríamos e incluso nos tumbamos en la hierba con una gran vista. Fue una sensación levemente placentera antes de regresar por el camino corto hasta la salida.

Visitar Machu Picchu fue un momento que había soñado desde que era un niño; estoy seguro de que también lo es para millones de personas en todo el mundo. En su mayor parte, la experiencia estuvo a la altura de la exageración, desde la apariencia hasta toda la visita en su conjunto desde que sales de Ollantaytambo. Es uno de esos momentos extraordinarios en nuestras vidas en que todo parece ir en armonía, y ese momento en el que trabajamos tan arduamente para lograrlo llega a buen término. Algo bastante raro cuando viajamos, puesto que muchas veces exageramos sobre destinos importantes y distorsionamos la experiencia. No es así en Machu Picchu, al menos no para mí. Visitar este extraordinario lugar en lo alto de las montañas del Perú fue tan especial como volver a verme de niño leyendo sobre este lugar en libros y revistas.

Justo antes de regresar y cerca de los baños, no olvides poner el sello de Machu Picchu en tu propio pasaporte.